La Vega de mis Padres – Nov 2019

Quiero recorrer los pasos, menciona mi Padre cabizbajo y pensativo.
Igual que en días anteriores lo había mencionado mi tío Félix María.
Respondí yo, debemos ir.
¿Pero a dónde queda el sitio al que quieres ir?
Respondió quería ir a la Vega de los Padres, su tierra natal
Padres yo no conozco la vega de los Padres es bastante lejos
Pero finalmente decidimos ir
Y de esta forma hicimos nuestra cita para el día siguiente.
Siendo las siete de la mañana del día siguiente, recogí a mí Tío

Y nos fuimos, por la carretera que nos lleva a gualanday,
Y nos desviamos por la carretera paralela a la vía principal a Bogotá,
Dirigiéndonos hacía el poblado de Coello.
Transitamos por carretera des pavimentada, por al menos dos horas
Y llegamos a un pueblo con una gran plaza principal, donde se realizan las fiestas patronales.
Continuamos por una carretera más estrecha pero llena de anécdotas de mis Padres.
Comenzaron a contarme de cómo recorrieron en la infancia estas calles,
Que poco a poco me fui adentrando en toda su vida. Como disfrutaban del paisaje del río del puente de los árboles del bosque, del calor. Calor que era insoportable en ese momento puesto que estabamos en plena tierra caliente.

Y de esta forma y escuchando relató tras relato de cómo pescaban, de cómo andaban por estas tierras tan calientes, hasta que finalmente llegamos a el caserío de la vega los Padres.

Y quedaron gratamente impresionados por el desarrollo del caserío y empezaron a preguntarse dónde está el algarrobo? dónde está la casa que antes era de Manuel dónde está la casa donde fuimos criados donde está la casa de Doña Mercado donde quedaba la panadería donde quedaba la policía
y de esta forma y asombrados encontraron que esto y aquello había cambiado.

Y de esta forma se dieron cuenta que la casa de sus Padres estaba en manos de otra persona, muy bien pintada y muy bien organizada. La panadería ya no estaba en su sitio y se encontraba una cafetería.

Nos dirigimos a la casa de sus Padres, nos acercamos al pórtico y la Sra. Asombrada no nos quería abrir puesto que habían llegado tres hombres desconocidos a sus puertas y nos abrió a pesar de su asombro e incertidumbre.

Fue un momento especial, tenían que convencer a la Sra. Que ellos habían nacido ahí, bonito problema.

Y comenzaron a relatar que mi abuelo había construido la casa, que había sacado la madera de los bosques cercanos al rio Coello y que de allí extrajo la mejor madera para su casa, para el techo y que tenía un gran espacio a dónde llegan los campesinos y trabajadores a dejar sus diferentes remesas pues mi abuelo era quien los recibía en el pueblo, puesto que él era el dueño de la carnicería de la panadería y allí hacia sus ventas.

Finalmente la Sra. Asombrada, con gran timidez y desconfianza nos dejó pasar a la casa, yo sentí una gran sensación inmensamente extraña, cuando pase y camine sobre un piso bello de ladrillo cocido, con paredes gruesas y de barro. Tenia cuatro habitaciones y mis padres dijeron: Allí nos parieron, mi mama nos pario allí. Y mi padre recordó el día que mi abuelo levanto a mi tío, su hijo, su hermano. Lo levanto con gran orgullo y lo mostro al pueblo y exclamo: ¡mi otro hijo varón!

Y continuaron los relatos: recordaron donde estaba la sala, el comedor, el patio a donde llegaban diferentes personas con las remesas.

Preguntaron a la señora Asombrada por Andrés, por Aníbal, Margarita, Apolonia y algunas personas más que ellos recordaban de su infancia y la Sra. decía no recordar a ninguno; puesto que estamos hablando de una época muy anterior a está en la que estamos. Hablaban de los años 1900: 1930, 1940, 1950, cuando vivo toda esta gente, y hablaban de aquellas personas a quienes tan alegremente mencionaban mis padres.

Luego de dar una ronda por esta casa materna nos dirigimos hacia el parque; donde sucedieron los hechos importantes del pueblo,
Y no vieron el gran algarrobo de su infancia, preguntaron en la estación de policía que había pasado con el algarrobo?
El teniente de policía relato que estaba seco, que ya no era lo mismo que cuando los dos lo conocieron, simplemente era muy viejoooo. Exclamo: el algarrobo está demasiado viejo y seco y la próxima semana lo tumbaremos, la cara de decepción de mis Padres se hizo notar, enmudecieron, sintieron gran tristeza y se condolieron ante aquella noticia:
Talarían el árbol de su infancia, por viejo, por seco, por peligroso. Este gran gigante caería, con ellos.
El teniente apesadumbrado, exclamo: ya no hay nada que hacer.

Muy turbados y entristecidos decidieron continuar andando por otras de las calles de su pueblo, lo notaron cambiado, pavimentado, había una calle larga y en cementada, con pocos árboles, el calor era insoportable.

Nos dirigimos hacia el rio, el gran magdalena y su muelle. Recorrimos una pequeña calle y allí a mano derecha había dos casas, típicas de los ribereños, en bareque, ladrillo y techo de palma real. Allí se encontraba meciéndose en una silla Aníbal, un pescador que se encontraba reposando y descansando puesto que ya había realizado la pesca del día y al acercarnos se extraño de nosotros, los forasteros. Muy cauteloso miraba, a tres extraños. Pregunto: mi tío: como estuvo la pesca, contestaba con gran sigilo algunas de las preguntas de: ¿como está el vecino?, que si recordaba de don Justino. Y pues su apariencia de 45 años, no daba para realmente haber conocido dichas persona. ¿Tiene pesca?
El rio está bien y hoy atrape buena pesca.
Mostro una yunta, y quisieron llevarla, pero al fin entre cuento y cuento no se compro nada.

Nos acompañó al rio, al muelle, el rio estaba repleto, fuerte, freso, y corría a gran velocidad.
Nos contó que diariamente salía y que vivía muy contento en aquel lugar.
Su fuerza y frescura toco nuestra cara y la de el.

Mis padres comenzaron a discutir
Que el puerto estaba aquí, allá, que estaba en buen estado, que era más abajo.
Y nuevamente sus anécdotas,
Que muy pequeños empleaban una canoa puesto que mi abuelo los enviada con los racimos de plátanos, el pan y otras cosas a Girardot, y así se volvieron excelentes bogas en este rio. Pasaron su vida en su infancia navegando por las márgenes del gran magdalena

Agradecimos a nuestro amigo por acompañarnos y continuamos caminando por el pueblo,
Observamos algunas y otras construcciones de la de la la vega los Padres; construcciones y casas que son antiquísimas construidas en el tiempo que ellos nacieron. Pero por otro lado el pueblo había cambiado mucho, casas nuevas pero calurosas, nos sentados en una tienda nos tomamos un refresco y quien nos atendió nos contó que los niños estaban descansando por ello las calles estaban desoladas. Nos despedimos alegremente de él.

Ya sin más, procedimos a volver a Ibagué, la carretera y el calor eran insoportable en ese momento, prendí el radio y escuché que habían unos desmanes y un alboroto a nivel nacional y se había salido manifestar, lo que posteriormente, sería “la primera línea”, el calor, el viaje los puentes y las charlas opuestas y contradictorias de mis padres hacían dar vueltas en mi cabeza y pensar en muchas cosas.

Recordaba que mis Padres había contado que los Padres franciscanos de allí les habían enseñado principios de la cátedra de la liberación, y por eso ellos tenían sus ideas acerca de lo que es el liberalismo y de la justicia. Que todos estos desmanes llevaban al caos a corto o mediano plazo. Que ellos han sido siempre unos hombres justos, trabajadores, meticulosos, honestos en su vida y que se debe recordar luchar por lo justo y que había que aprender a manifestarse contra la injusticia.

Y de esta forma se me ocurrió hacer la letra de esta canción que simplemente nos dice cómo mi pueblo está callado ante la injusticia que en esta Colombia es común, que se manifiesta la gente pero este pueblo tan tranquilo, callado esta. El lugar, el tiempo parece quedarse allí, habita allí. Callado esta.